domingo, 24 de marzo de 2013

PEDAZO DE HIJO DE PUTA

Yo pensaba que cuando un periodista escribia un articulo habia alguien que lo repasaba y daba el visto bueno, pero creo que estoy equivocado, sino no entiendo como se puede permitir publicar esto en un periodico de tirada nacional:
Los ciclistas, especialmente los ciclistas de Barcelona, han puesto el grito en el cielo porque la DGT quiere obligarles a llevar casco cuando circulen por la ciudad.
También los motoristas protestaron cuando el casco pasó a ser obligatorio, las mismas protestas que conllevó la obligatoriedad de usar en el coche el cinturón de seguridad.
 Hoy todo el mundo entiende que el cinturón y el casco evitan tragedias. ¿Todo el mundo? No, todo el mundo, no, porque los de la bicicleta, siempre un paso atrás en la carrera evolutiva, continúan protestando. Ir en bicicleta no es una forma de desplazarse sino un estado del espíritu, una condición moral. Ir en bicicleta y despreciar la vida son una unidad de destino en lo universal.
La bicicleta es antiestética y un insulto al progreso. El único caso de la Historia de la Humanidad en que el hombre lleva a la máquina y no al revés. Cuando las bicicletas van por las aceras, molestan al viandante y anulan cualquier posibilidad de dar un paseo tranquilamente. Cuando van por el arcén entorpecen el tráfico con su lentitud, su habitual chulería de no apartarse cuando se dan cuenta de que molestan y su modo de saltarse cualquier señalización o semáforo.
Con su irresponsabilidad, su ignorancia y su temeridad ponen en peligro sus vidas, ya no por los disparates que ellos puedan cometer, sino porque un coche les puede arrollar con sólo rozarles y la caída con la cabeza descubierta puede ser fatal.
Ir en bicicleta por la ciudad, que implica llegar sudado a la oficina, a las reuniones de trabajo o a los restaurantes, es una declaración de principios. Hay un tipo de gente que ya se ve que lo suyo es ir en bicicleta. Hay un tipo de gente que cuando llevas diez minutos hablando con ellos sólo puedes imaginártelos yendo arriba y abajo montados en una bicicleta. A partir de ahí, es perfectamente lógico que no entiendan que obligándoles a llevar casco tratamos de protegerles, tratamos de proteger sus vidas un punto más allá de donde su escasa inteligencia alcanza.
El argumento de que la obligatoriedad del casco desincentiva el uso de la bicicleta es ridículo y grotesco, porque entre personas razonables una mayor seguridad tendría que ser un aliciente; y también porque advierten con gravedad de la supuesta desincentivación, como si creyeran que nos hacen falta. ¡Como si creyeran que nos hacen un favor! La vulgaridad suele ser de una arrogancia infinita. Cualquier ciudad sería más agradable, noble y segura con el doble de CO2 y la mitad de ciclistas.
No se sabe si finalmente va a implantarse la obligatoriedad que pretende la Dirección General de Tráfico. Si sé que veo a un ciclista jugándose la vida por el mero hecho de circular entre coches y encima sin casco; si sé que cada vez que veo a estos hombres y mujeres que no sólo desprecian su vida sino también la de sus hijos, a los que llevan sentados en una absurda sillita de feria que ni del menor suspiro protege; si sé que cuando pienso en lo preciosa que es la vida y veo cómo algunos la desprecian, para mi es como si estos tipos llevaran en la frente escrito en grandes letras: "Soy un gran idiota pero todavía no me he dado cuenta".
Esta es la foto de este impresentable si os cruzais con el tened cuidado

2 comentarios:

Ricardo Fernández Blanco dijo...

Aquí en mi barrio le hemos dado otro: "Tonto del culo del quinquenio" . Se va a hartar de premios.

Anónimo dijo...

Muy bien chavales ha consiguido lo que queria, que hableis de el